viernes, 20 de diciembre de 2013

FREUD-JUNG

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Correspondencia Sigmund Freud-Carl Gustav Jung
Edición de William McGuire y Wolgang Sauerländer
(Traducción de Alfredo Guéra Mirallles)
Madrid: Trotta, 2012

Escrito por Luis Roca Jusmet

Sigmund Freud y Carl Jung fueron dos personajes fundamentales del siglo XX. Aunque no con la misma intensidad. Freud fue más consistente y tuvo una mayor importancia : fundó uno de los grandes movimientos del siglo, el psicoanálisis. Independientemente del valor teórico y práctico que se le de, lo cierto es que es fundamental para entender el imaginario de la sociedad europea y americana del siglo XX. No es correcto decir que el psiconálisis está superado, ya que la polémica continua en los mismos términos que en el momento de su fundación. Este libro es un documento imprescindible para los interesados en cualquiera de las dos biografías. Pero sobre todo para los interesados en el movimiento psicoanalítico. La relación entre Freud y Jung es, en todo caso, muy interesante. Precisamente el cine acaba de ponerla en primer plano con la sugestiva película Un método peligroso. Pero lo cierto es que hay un tercer personaje en la película, la psicoanalista rusa que da un tono dramático y amoroso que prácticamente no aparece en la correspondencia que nos ocupa. La correspondencia resulta algo ardua porque está llena de elementos anecdóticos. Pero incluso estos tienen su interés para el público especializado. 


Más allá de lo específico hay que reconocer que es todo un testimonio sobre la relación de amistad de tipo epistolar. La relación es particularmente intensa y se desarrolla básicamente por esta vía. Los encuentros directos de Freud y de Jung son escasos. Curiosamente la ansiedad con que Freud asume la relación, sus expectativas, ponen de manifiesto la dependencia de Freud con respecto a Jung y no al revés. La relación se plantea en unos términos de relación padre-hijo por parte de Jung pero está claro que lo que espera Freud de Jung no es algo filial sino una relación amistosa de una cierta ambigüedad. De hecho parece repetir lo que antes atrás le pasó con William Fleiss. Y el final resulta igualmente duro para ambos, pero sobre todo para Freud. Lo que Jung le reprocha a Freud es su carácter autoritario. Pero es evidente que ya hay desde el principio diferencias de fondo que se van explicitando a lo largo de la relación hasta adquirir un claro sentido conflictivo. Se vislumbra la atracción de Jung hacia el ocultismo y el rechazo de Freud hacia estos fenómenos. Esto no quita una cierta ambigüedad de Freud, que mantuvo un extraño convencimiento sobre la fecha exacta de su muerte. Pero la perspectiva de Freud quería ser científica y materialista y en cierta manera la defensa de la hipótesis de la sexualidad como vía regia era un dique para posiciones espiritualistas. Así se lo hizo notar a Jung y la resistencia de éste acabó conduciéndole finalmente a la defensa de una noción de energía totalmente confusa.

jueves, 19 de diciembre de 2013

LA TRAMA DEL TEMPERAMENTO


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Escrito por Luis Roca Jusmet

El temperamento y su trama
Cómo los genes, la cultura, el tiempo y el azar inciden en nuestra personalidad.
Jerome Kagan
( Traducción de María Victoria Rodil)
Buenos Aires : Katz editores, 2011. 227 páginas.

 Las neurociencias son, sin duda, una de las disciplinas más apasionantes de los trabajos científicos contemporáneos. Algunos de sus mejores representantes, como Antonio Damasio, son afortunadamente ya bastante conocidos por el gran público. Pero hay otros neurocientíficos rigurosos y claros que también merecen ser tenidos en cuenta. En este sentido la editorial Katz tiene una colección interesante, entre las cuales está un libro que me parece imprescindible : A cada cual su cerebro. Inconsciente y plasticidad neuronal, que plantea un rico encuentro entre las neurociencias y el psicoanálisis. El libro que ahora me ocupa me parece también muy sugerente y presenta un tratamiento que puede prevenirnos de algunas derivas biologistas. Me refiero a la ideología que pretende que nuestra conducta está escrita en nuestros genes, como planteó en su momento la desafortunada teoría de la sociobiología.
Jerome Kagan es un psicólogo que quiere restituir a lo genético lo que le corresponde, que será mucho para unos y poco para otros. Hay que reconocer que lo hace de una manera equilibrada, razonable y matizada. De entrada evita la falsa dicotomía entre lo innato y lo adquirido, entre lo biológico y lo ambiental. No podemos entrar en este juego porque es muy mecánico y poco dialéctico : hay que entenderlo como una interacción a través de la experiencia, no como una suma de factores. La misma genética, nos advierte Kagan, se ha transformado en epigenética, que considera la posibilidad de una modificación química de los genes por factores ambientales. La hipótesis de Kagan es clara : el temperamento, que es el punto de partida, no determina una personalidad sino un amplio abanico de posibilidades que la propia biografía va determinando. En este itinerario singular que es la biografía intervienen factores culturales, sociales, familiares pero todos se combinan en una experiencia singular. La experiencia no es una suma de condicionantes sino el resultado de la interacción dialéctica ( palabra que no utiliza el autor pero que vale la pena recuperar) de todos ellos. ¿Qué es el temperamento ? Es la predisposición innata hacia una serie de unos estados cerebrales que nos orientan hacia determinadas pautas emocionales o de conducta. La explicación del temperamento es, por tanto, materialista : son estructuras anatómicas y funcionales del cerebro. ¿ Qué es la personalidad ? Más complejo de definir, ya que sería lo que se va desarrollando en el tiempo de la propia vida a partir de la experiencia propia. Es decir que el temperamento deja de existir de manera independiente desde nuestro nacimiento, ya que desde entonces es modificado y se transforma en personalidad, Sería entonces una identidad personal dinámica y compleja que tiene el temperamento como base condicionante. Esto último sería entonces como la materia, la pasta de la que estamos hechos y que marca, junto a otros factores, el campo de lo posible en nuestra personalidad. Y el azar es así el nombre que damos a todo aquello que siendo significativo para nuestra vida no depende de nosotros, sino de procesos que no provocamos ni controlamos.
Kagan utiliza una concepción a la vez empírica y amplia de la psicología. Para ello intenta superar los reduccionismos, tanto del biologismo, como del conductismo como del psicoanálisis. La define como el estudio de las actitudes, las emociones y las conductas. La crítica hacia el psicoanálisis es algo parcial, ya que se basa sobre todo en la concepción más culturalista del psicoanálisis del yo desarrollado en EEUU. Es discutible, por ejemplo, su afirmación de que para el psicoanálisis todo es producto de traumas familiares y no acepte elementos constitucionales. Me parece muy interesante y valiente su crítica a la biblia contemporánea de psicólogos y psiquiatras, el DSM, Plantea una serie de cuestiones muy razonables para entender la génesis de las enfermedades mentales, basándose en la clasificación del doctor Paul McHugh en cuatro familias heterogéneas, cada una de las cuales mantiene diversas combinaciones de predisposiciones biológicas y de experiencia. Con ello criticaba clasificaciones como la del DSM-IV que lo que hace es uniformizar los sujetos y estandarizar los remedios. Estas cuatro familias considera que se puede incluir la depresión o la ansiedad en cualquiera de los grupos y también que la enfermedad mental no implican necesariamente una predisposición de temperamento, ya que podían ser resultado de experiencias actuales muy perturbadoras. Asimismo considera que siempre hay un acontecimiento detonante, que el factor fundamental es la manera como el paciente interpreta lo que le pasa y que aquí se mezclan elementos culturales e individuales. Las cuatro familias son : 1) delirios o alucinaciones, que normalmente tiene una causa física, que puede ser genética, degenerativa o una infección cerebral. Aquí se cuestiona nociones tan generales como la de esquizofrenia o la de espectro autista, que sirven más para confundir que para aclarar. 2) combinación de episodios crónicos o agudos muy intensos de depresión i/o ansiedad ( anorexia, fobias, trastorno obsesivo-compulsivo. 3) trastornos relacionados con la falta de control : adicciones, bulimia, TDA, hiperactividad. 4) Estados de depresión, ansiedad, impulsividad causados por extrema pobreza, abusos infantiles. En todo caso es una clasificación discutible pero que seguramente es más operativa que las que se utilizan habitualmente y tiene la ventaja de ser flexible y funcionar como orientación no como una etiqueta que niega la singularidad del paciente.

MARX Y FREUD , MAESTROS FUNDADORES

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Escrito por Luis Roca Jusmet

El lazo que conecta el marxismo con el psicoanálisis está suficientemente justificado por el paralelo entre el movimiento político marxista y el movimiento psicoanalítico. En ambos casos estamos ante la paradoja de un saber ilustrado no tradicional, fundado en la relación transferencial con la insuperable figura del fundador ( Marx, Freud): el conocimiento no progresa a través de refutaciones y reformulaciones graduales de las hipótesis sino de un serie de “ retornos a ...” ( Marx, Freud). En ambos casos, estamos ante un campo del saber que es intrínsecamente antagónico : los errores no son simplemente externos al conocimiento verdadero, no son algo de lo que podamos liberarnos una vez que alcanzamos la verdad y, como tales son de interés puramente histórico, es decir irrevelantes para el estado actual del saber ( como es el caso de la física, la biología,etc.).En el marxismo, como en el psicoanálisis, la verdad emerge literalmente a través del error; es por ello que en ambos casos la lucha contra el “revisionismo” es una parte inherente a la teoría misma. La “estructura” entera, la relación entre el campo del saber y la subjetividad del “científico” difiere radicalmente de la ciencia positiva, así como de las formas tradicionales de conocimiento ( sabiduría iniciática, etc)
Slajov Zizek


 Escrito por Luis Roca Jusmet

 Paul Ricouer y Michel Foucault articularon una extraña afinidad entre ambos y Nietzsche al forjar el término de maestros de la sospecha. Evidentemente los tres desenmascaran a su siglo, distorsionado por el optimismo postivismo o hegeliano, desde la lucidez.

sábado, 14 de diciembre de 2013

EL LENGUAJE DEL YO EN LA MODERNIDAD




Escrito por Luis Roca Jusmet





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 Escrito por Luis Roca Jusmet

 El autor es el psicoanalista gallego Manuel Fernández Blanco y el librito se llama El lenguaje del Yo en la modernidad. Lo primero que hace es describir lo que es el Yo para la tradición psicoanalista freudiano-lacaniana: no es innato es algo adquirido. Se origina a partir del estadio del espejo, es decir la contemplación de la propia imagen en un espejo o a través del semejante. Esta experiencia se realiza entre los 16 y los 18 meses. Con la autoimagen el organismo se transforma en un cuerpo, que es la base del yo. Es una imagen acabada y total. Algunas patologías graves aparecen cuando no se da esta construcción del cuerpo. Esto sucede en el autismo o en psicosis infantiles. Estos niños no pueden constituir un yo y no saben diferenciar entre el interior y el exterior. La construcción del cuerpo en el estado del espejo produce sentimientos ambivalentes : por un lado júbilo y por otro angustia. la imagen me la da el otro y también puede desposeerme de ella. Es la agresividad hacia el semejante. esta es la identidad imaginaria del sujeto.
 La identidad simbólica viene dada por el Ideal del Yo. El Yo ideal de cada cual se subordina a este Yo ideal, lo imaginario a lo simbólico. La imagen que proyectamos de nosotros mismos debe seguir el modelo del Ideal interiorizado. El ideal del Yo reprime la pulsión y esto produce una neurosis generalizada en la civilización.Pero actualmente hay una caída del Ideal y un imperativo de gozar. El superyo no es represivo sino que está aliado con la pulsión. El imperativo no frena el goce sino que lo potencia : gozar es una obligación. Pasamos del neurótico al perverso. Se elimina la culpa. Este imperativo del goce no lleva a la felicidad sino al malestar, a la depresión generalizada esto ocurre porque la felicidad es un deber y nadie entiende ni acepta sus límites.
 En este contexto hay un delirio yoico. El yo está inflado. No hay problema de autoestima porque todos queremos nuestra imagen. Es un yo que dice : "tengo derechos", "soy víctima", "yo quiero". El un yo sin responsabilidad : los derechos no comportan obligaciones; considerar víctima de alguien o de algo significa que no nos hacemos responsables de lo que somos o lo que hacemos : siempre podemos culpabilizar al Otro, aunque sea "la sociedad" o "el sistema". El yo no espera : lo que quiere lo exige ahora. El yo habla y no escucha, solo se escucha a sí mismo. En lugar de diálogos hay monólogos interrumpidos. nadie se responsabiliza tampoco de lo que dice y de los efectos de su palabra. En nombre de "la sinceridad" o "la espontaneidad" lo podemos decir todo, cuando queramos y a quien queramos. Igual que la culpa se elimina también la vergüenza : mostramos lo que la represión ocultaba.

ANTONIO DAMASIO : EL CEREBRO Y EL YO

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Escrito por Luis Roca Jusmet

Y el cerebro creó al hombre. ¿ Cómo pudo el cerebro generar emciones, sentimientos ideas y el yo ?
Antonio Damasio

( Traducción de Ferrán Meler Orti )
Barcelona : Destino. 540 páginas

La neurociencias no sólo son las ciencias que, en estos momentos, nos pueden dar la información más valiosa para una filosofía de la mente sino que además están de moda. Lo cual es una buena noticia, porque está muy bien que los humanos estemos bien informados sobre este órgano tan singular que es nuestro cerebro.
Pero antes de seguir habría que hacer, siguiendo a Damasio, dos correcciones. La primera respecto a lo que he dicho de la mente, ya que como bien nos muestra este brillante científico ( que tiene además una buena formación filosófica) el enigma fundamental hoy no es la mente sino la conciencia. Aquí ya introduce una precisión que nos va a resultar muy útil. Entendemos por mente un conjunto de representaciones ( de entrada, podemos decir imágenes) y emociones ; aunque no todo cerebro produce una mente, sí lo hacen lo que tienen una mínima complejidad, por ejemplo los insectos. Pero la conciencia es mucho más sutil, porque no sólo implica un cerebro capaz de producir una mente, sino también la propiedad de saberse a sí mismo; es decir, de saber que somos alguien que se mueve en el mund pero con una identidad diferente y separada de él.. A este saberse con una identidad Damasio lo llama también subjetividad. ¿ Somos los humanos la única mente con conciencia, es decir, los únicos sujetos ?. Para Damasio tampoco, por lo menos si damos a las palabras conciencia y sujeto un sentido amplio. Hay lo que él llama un proto sí mismo, que sería la base de la conciencia subjetiva y que existe en algunos otros animales. Pero es el desarrollo de la memoria, la imaginación, la razón y sobre todo el lenguaje lo que permite una elaboración subjetiva más completa, lo que nuestro autor llama el sí mismo autobiográfico. Es lo que llamamos propiamente el yo y lo que nos permite ir construyendo una narración de nosotros mismos y de nuestra vida.

lunes, 9 de diciembre de 2013

LO REAL Y LO ILUSORIO

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  Escrito por Luis Roca Jusmet



Viajar es muy útil, hace trabajar la imaginación. El resto no son sino decepciones y fatigas. Nuestro viaje es por entero imaginario. A eso debe su fuerza. Va de la vida a la muerte. Hombres, animales, ciudades y cosas, todo es imaginado. Es una novela, una simple historia ficticia. Lo dice Littré, que nunca se equivoca. Y además, que todo el mundo puede hacer igual. Basta con cerrar los ojos. Está al otro lado de la vida.

                                                                                                    Louis Fedinand Céline  



  La neurociencias no sólo son las ciencias que, en estos momentos, nos pueden dar la información más valiosa para una filosofía de la mente sino que además están de moda. Lo cual es una buena noticia, porque está muy bien que los humanos estemos bien informados sobre este órgano tan singular que es nuestro cerebro.
  Pero antes de seguir habría que hacer, siguiendo a Damasio, dos correcciones. La primera respecto a lo que he dicho de la mente, ya que como bien nos muestra este brillante científico ( que tiene además una buena formación filosófica) el enigma fundamental hoy no es la mente sino la conciencia. Aquí ya introduce una precisión que nos va a resultar muy útil. Entendemos por mente un conjunto de representaciones ( de entrada, podemos decir imágenes) y emociones ; aunque no todo cerebro produce una mente, sí lo hacen lo que tienen una mínima complejidad, por ejemplo los insectos. Pero la conciencia es mucho más sutil, porque no sólo implica un cerebro capaz de producir una mente, sino también la propiedad de saberse a sí mismo; es decir, de saber que somos alguien que se mueve en el mund pero con una identidad diferente y separada de él.. A este saberse con una identidad Damasio lo llama también subjetividad. ¿ Somos los humanos la única mente con conciencia, es decir, los únicos sujetos ?. Para Damasio tampoco, por lo menos si damos a las palabras conciencia sujeto un sentido amplio. Hay lo que él llama un proto sí mismo, que sería la base de la conciencia subjetiva y que existe en algunos otros animales. Pero es el desarrollo de la memoria, la imaginación, la razón y sobre todo el lenguaje lo que permite una elaboración subjetiva más completa, lo que nuestro autor llama el sí mismo autobiográfico. Es lo que llamamos propiamente el yo y lo que nos permite ir construyendo una narración de nosotros mismos y de nuestra vida.

sábado, 7 de diciembre de 2013

FILOSOFIA Y PSICOANÁLISIS : UN ENCUENTRO TAN FALLIDO COMO FECUNDO


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Escrito por Luis Roca Jusmet

  Si nos remitimos al padre fundador del psicoanálisis, Freud, podemos comprobar que hay una situación originaria de desencuentro entre filosofía y psicoanálisis. Freud nos  dice en su autobiografía algo paradójico: que sus verdaderos intereses son de naturaleza filosófica,  pero que al mismo tiempo es constitucionalmente reacio a lo especulativo y tiene una gran desconfianza hacia la filosofía. Si intentamos resolver la paradoja podemos concluir que Freud tiene por una parte, como él mismo nos dice, un espíritu de conquistador que le orienta hacia los enigmas clásicos de la filosofía, buscando siempre nuevos horizontes teóricos. Pero por otro su espíritu de rigor busca una base empírica a su discurso, que él atribuye pura y exclusivamente a la ciencia. Freud teoriza y busca verificar sus formulaciones a partir de la observación clínica ; casi podríamos decir que retoma la postura radical de Hume que  considera los textos metafísicos como un material que más valdría quemar. Estos textos filosóficos son, para Freud, al igual que los de la religión, obstáculos para la verdad. Pero la religión es una ilusión ( que Freud insiste en diferenciar del error) que tiene un interés en la medida en que es la proyección imaginaria de un deseo, mientras que la metafísica es, en cambio, una especulación estéril; el triste papel del filósofo convencional es el de sustituir el viejo catecismo de los clérigos ( lo peor de la religión). Los filósofos nos ofrecen cosmovisiones que tienen un carácter totalizador, basado en puras especulaciones cuyas arrogantes pretensiones irritan profundamente a Freud; considera la filosofía uno de sus peores enemigos porque mantiene como axioma fundamental la identidad entre la mente y la conciencia.

LOCURA Y FILOSOFIA


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 Escrito por Luis Roca Jusmet




El ser humano es esta noche, esta nada vacía, que lo contiene todo en su simplicidad – una riqueza inagotable de muchas representaciones, múltiples, ninguna de las cuales me perrtenece- o está presente. Esta noche, el interior de la naturaleza, que existe aquí – puro yo- en representaciones fantasmagóricas, esta noche en su totalidad, donde aquí corre una cabeza ensangrentada- allá otra horrible aparición blanca, que de pronto esta aquí, ante él , e inmediatamente desaparece. Se vislumbra esta noche cuando uno mira a los seres humanos a los ojos- una noche que se vuelve horrible.”
                              HEGEL

 La filosofía ha hablado poco sobre la locura. Pero Erasmo de Rotterdam, defensor del humanismo racionalista, escribe paradójicamente,  un elogio de la locura. Descartes la excluye como el Otro del disucrso de la Razón. Pocos filósofos escucharon a los locos. Uno de ellos fue Schopenhauer.  Fué  Michel Foucault el que  se interesó, sin complejos, por la locura y lo introdujo en el discurso de la filosofía. Además también escuchó a los locos. Escribió un estudio pionero y radical en el que nos explicaba todo el proceso de transformación que va desde la locura a la enfermedad mental. El loco como fenómeno social ya no existe y en este proceso ha perdido su humanidad. 
En su terrible escrito autobiográfico ( que tenía el inquietante título de El porvenir es largo ) el filósofo marxista Althusser exigía patéticamente ser juzgado por la muerte de su compañera. Lo único que pedía  es ser considerado un sujeto al que se le  atribuye la responsabilidad de sí mismo. Atribuirle el acto quiere decir que es ha de responder de su acto y se le ha de juzgar por ello y a partir de aquí determinar una sentencia.. Pero lo que le resulta absolutamente intolerable es que lo hagan desaparecer como sujeto, que quede convertido en un objeto que se encierra en un hospital psiquiátrico. Cuando los discursos bienintencionados, ideológicamente correctos, nos piden que entendamos que los esquizofrénicos o los que padecen trastornos graves  como enfermos y no los  segregemos ¿ no hay también una lógica de cosificación que es una forma peor de segregación ? Porque si un diabético existe como un sujeto cuyo organismo padece una enfermedad ¿ Que es lo que queda de un sujeto cuya propia subjetividad se considera enferma y se le niega lo que nos hace humanos, que es la responsabilidad de nuestra conducta ? ¿ Que pasa cuando no diferenciamos entre la enfermedad que afecta al organismo y la patología que afecta al psiquismo?
 El discurso psiquiátrico: nada tiene que decir ni sobre filosofía ni sobre locura, que  aparecen como simples restos lingüísticos que encubren concepciones erróneas y que solo pueden mantenerse en el lenguaje ordinario de la vox populi. Ni siquiera puede reconocer la metafísica que lo sustenta. Hay un materialismo reduccionista que niega el sujeto. Debmos mantener la dualidad sujeto/cuerpo, no como dos sustancias sino como dos registros diferentes. El sujeto no es sólo un cuerpo.

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