martes, 3 de marzo de 2020

MICHEL FOUCAULT Y EL PSICOANÁLISIS


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Escrito por Luis Roca Jusmet

 Foucault mantiene siempre una posición ambigua frente al psicoanálisis. Ha asistido a algunos seminarios de Lacan y ha escrito un texto llamado Marx, Nietzsche, Freud , en el que señala que los maestros de la sospecha han sido capaces de abrir un nuevo sentido de la hermenéutica, en la que los textos no tienen una interpretación última. Al mismo tiempo, en Las palabras y las cosas y la Arqueología del saber había saludado el psicoanálisis por su descubrimiento del inconsciente y con ello su descentramiento del sujeto. En este sentido estaba en la línea de su crítica a la filosofía del sujeto y del humanismo. 
 Pero en los 60, en  La Historia del a locura en la época clásica y en El nacimiento de la clínica considera al psicoanálisis como una forma de mirada médica que quiere entender lo universal a partir de lo singular, a partir de los signos que este manifiesta. Pero ello para acabar clasificando lo singular dentro de lo universal :  entender al enfermo desde la enfermedad, de la cual solo sabe el médico. El paciente es despojado totalmente de su saber sobre la enfermedad. En el la psiquiatría sitúa al psicoanálisis como uno de los tratamientos morales de la locura que se instauran a partir del siglo XIX, una vez que el loco representa la sinrazón y su única verdad se manifiesta excepcionalmente y de manera sacrificial en el arte trágico : Nietzsche, Holderlin, Van Gogh, Artaud, en forma sacrificial.
 En los años 70 su genealogía del poder reorienta su crítica al psicoanálisis en su sentido más preciso. En la primera mitad lo vinculará al poder disciplinario en el sentido deleuziano del antiedipo: entender el Mito de Edipo como el discurso que vincula el placer al deseo sexual y éste a la ley. Discurso que sexualizará al sujeto y planteará que lo que le define es algo secreto, reprimido. De esta manera se somete jerárquicamente al poder del analista, cuya eficacia depende de la fe del analizado, con lo cual su eficacia es simbólica, como la del chamán. 

 Posteriormente con su concepción de la biopolítica, a finales de los 70, elaborará su concepción del poder pastoral. Este poder es el del pastor sobre el rebaño, que los trata a todos en general y a cada uno en particular, se someten a su obediencia y a su penitencia a través de la confesión. El poder pastoral cristiano incorpora la verdad a su lógica de manera dobre : hay que aceptar la verdad dogmática y hay que decir la verdad. Es la confesión del pecado la que está en su base. Foucault apuntará a que el psicoanálisis está ligado a esta manera como el cristianismo incorpora el autoexamen y la confesión. Pero la concepción del psicoanálisis queda marcada en el primer volumen de su Historia de la sexualidad, "La voluntad de saber", que quiere ser, en cierta manera, un inicio de esta arqueología del psicoanálisis en el marco de su genealogía del yo moderno. El psicoanálisis ensamblará el discurso científico sobre la sexualidad, es decir la verdad sobre la sexualidad, con la obligación de "decir la verdad sobre uno mismo", que es finalmente lo que determina  la constitución de un sujeto del deseo sexual contra los placer del cuerpo. Esta concepción psicoanalítica impide, para Foucault, el establecimiento de este sujeto ético como práctica de la libertad que defenderá Foucault al final de su vida. Es la hermenéutica del sujeto que nos lleva a descubrir lo que somos, el fondo de nuestro deseo sexual. Lo cual va contra el sujeto ético inventado para regular el propio placer,que propone el último Foucault. El psicoanálisis se convierte así en una técnica del control del yo basado en la confesión. El analista será aquel capaz de eliminar, a través de su técnica, el efecto patógeno de la represión. Formara parte del dispositivo de las practicas discursivas y no discursivas basadas en una concepción del sujeto sometido a un deseo que a su vez está sometido a la ley. En sus tres últimos cursos solamente citará a Lacan en el primero de ellos, "La hermenéutica del sujeto". Reconocerá que Lacan y Heidegger son los únicos que se plantean, en el siglo XX, la relación entre sujeto y verdad. Aunque Foucault se decanta más por el camino que apunta Heidegger que el de Lacan. Pero solo Lacan es capaz de entender el precio que el sujeto paga por la verdad.
En este sentido podríamos decir que aunque Foucault denuncia el psiconanálisis como un discurso y una práctica de normalización que somete al sujeto, no por ello deja de respetar a Freud y a Lacan.

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