lunes, 24 de febrero de 2014

HISTORIA DE LA LOCURA



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Reseña de


El evangelio del diablo. Foucault y la Historia de la locura

Valentín Galván ( coordinador)

Madrid : Biblioteca Nueva, 2012

( Traducción de Blanca García Ceballos)



Escrito por Luis Roca Jusmet



Pretendo enseñar a la gente que es mucho más libre de lo que sienten, ya que aceptan como verdades evidentes algunas creencias que han sido construidas en un momento histórico. Estas evidencias pueden ser criticadas y destruidas, siempre que se pongan en tela de juicio los discursos que damos por verdaderos y que pueden ser cuestionados.

Michel Foucault




El motivo del libro es la publicación, hace 50 años, de La Historia de la locura en la época clásica. Se publicó en 1961y levantó una auténtica polémica en muchas bandas. Por una parte cuestionaba todo el discurso sobre la enfermedad mental que justificaba la práctica de la psiquiatría en los manicomios. Era el poder psiquátrico que, sobre una supuesto saber positivo, se constituía en clasificador, normalizador y gobernador de la conducta de los llamados enfermos mentales ( antes locos). Pero, desde el punto de vista filosófico, el libro introducía un debate que cuestionaba el axioma cartesiano de que el sujeto de la razón se constituye sobre la base de la exclusión de la locura. Esto le provocó no solo el rechazo de la filosofía dominante en aquellos momentos en Francia ( fenomenología y marxismo) sino un agrio debate con Derrida que desembocó en la ruptura de su amistad durante una década.

Este libro no es un homenaje para cumplir el expediente, sino de una colección de escritos muy interesantes, dos de los cuales son textos inéditos del propio Foucault. Las dos partes están claramente diferenciadas. La primera es una reflexión teórica sobre diferentes aspectos que trata La Historia d ella locura y la segunda trata del impacto que tuvo el libro en diferentes países. La mayoría de los artículos son la traducción de los que aparecieron en la revista italiana Aut Aut , ampliados con dos artículos sobre la recepción del libro en México y Argentina. El trabajo de traducción ha sido meticuloso: Blanca García Ceballos, que los ha traducido del italiano, francés, inglés y portugués, confrontándolos además con la traducción italiana. La revisión del coordinador, Valentín Galván y sus notas notas aclaratorias acaban de redondear el esfuerzo. Ya había leído anteriormente de Valentín Galván un excelente estudio sobre el impacto de Foucault en la Transición ( De vagos y maleantes. Michel Foucault en España, publicado el 2010 por editorial Virus). Valentín forma parte de una interesante cantera de filósofos andaluces, junto a Francisco Vázquez García y José Luis Moreno Pestaña. Todos han trabajado, desde diferentes ángulos, muy bien a Foucault.

Empecemos por los dos textos del propio Michel Foucault que inician las dos partes del libro. El primero se titula “Historia de la locura y antipsiquiatría” y es la transcripción de una conferencia que pronunció en 1973 en un coloquio en Montreal. Es justamente contemporánea el seminario sobre el poder psiquiátrico. Es una reflexión sobre la aparición del movimiento antipsiquiátrico. En realidad lo primero que afirma es que la antispsiquiatría como tal no existe, lo que existen son antipsiquiatras. A partir de aquí Foucualt retrocede al siglo XVIII y a la función d ellos hospitales, que considera ambigua. En el siglo XVIII la locura todavía no consistía en un objeto regular de internamiento. Se consideraba un error de percepción y de juicio, no claramente una enfermedad. El encierro de los locos empieza en el siglo XIX cuando no se contrapone a la verdad sino a la normalidad . Antipsiquiatría sería en la práctica todo aquello que va contra el poder psiquiátrico y son los llamados específicamente antipsiquiatras, como Bassaglia y Laing, los que cuestionan la relación de poder entre el psiquiatra y el paciente y lo hacen a través de un trabajo político. Esta es la línea más interesante.

El segundo artículo de Foucault se llama “No existe cultura sin locura” y es muy breve. La cultura la presenta como un fenómeno cultural, como una construcción histórica. El siglo XVII y XVIII crea las intituciones del encierro para internar a los marginados, a los seres asociales y no porductivos. Solo se quedaron los locos al pasar a transformarse en enfermos mentales. Pero curiosamente, señala Foucault, a partir de Nietzsche o de Artaud la locura vuelve a ser portadora d ella verdad, como lo fue en el siglo XVI y principios del S.XVII. Pertenece a un entrevista inédita publicada en 1961, justo el año de la aparición del libro.

Mario Colucci analiza la deriva cientifista de la psiquiatría : hay en la psiquiatría un saber positivo que se presenta como científico y al mismo tiempo una relación de poder médico-paciente. Se está imponiendo el primero y se manifiesta en la pérdida del poder psiquiátrico por la influencia del psicoanálisis, la psicocirugía y la psicofarmacología. Pero sobre el cuestionamiento radical del todo por los movimientos antipsiquiátricos de los años 60 y 70 del siglo pasado que se desarrollaron en Inglaterra, EEUU, Francia e Italia. Se trata de analizar de como se forma el sujeto loco a través de modos de objetivización que lo transforman en un enfermo mental. Pensar la historia de la psiquiatría permite percibir las propias prácticas y discursos de otro modo. Por esto hubo tanta resistencia por parte de los psiquiatras a aceptar esta historia de la locura. Finalmente nos remitimos a como los hombres son gobernados unos por otros y como Foucault defiende el respeto a los derechos individuales y una ética de la libertad.

Frederic Gros, filósofo francés que ha editado los últimos seminarios, nos ofrece también un artículo muy interesante., cuyo eje es la reflexión de como se constituyen los sujetos, las experiencias, relaciones de poder a través de determinadas prácticas y discursos sociales.

Aldo Rovatti escribe un sugerente artículo donde se analiza la relación fallida entre Foucault y Franco Bassaglia, iniciador del movimiento antipsiquiátricos en Italia. Curiosamente la recepción mutua fue menor. Mauro Bertini plantea una pregunta clave ¿ Existe la locura para Foucault ? La respuesta es que Foucault es nominalista, no realista. No cree, por lo tanto en entidades universales a las que se refieren los conceptos. Considera que estos son significados que se construyen históricamente.

Daniel Defert estudia la función de la pintura en esta historia de la locura. Como el tema central de la Muerte, típico d ella Edad Media, es sustituida en el siglo XV por el de la locura, ejemplificada en las pintura de El Bosco y de Brueghel. Para Defert hay en la “Historia de la locura” una referencia clave entre el decir y el ver. La pintura deja de representar, se abre un abismo entre la razón y la sinrazón. Era la inquietud del hombre que veía derrumbarse todo el imaginario medieval en el que se sustentaba. “La nave de los locos” de El Bosco muestra esta vivencia trágica del mundo, de su finitud. La literatura en cambio ( Erasmo de Rotterdam es el paradigma) tratará críticamente la locura, se distanciará de ella, mientras la pintura la expresa. Será un momento mágico de la locura antes de transformarse en enfermedad mental.

Marco Bertani hace referencia a la apuesta ética, que no moral, de Foucault. Se trata de liberar nuestros discursos para una forma de vida no fascistas. Los últimos seminarios apuntan a una transformación del sujeto a través del cuidado de sí. Ética que se complementa con la política centrada en la parresia o el coraje de decir la verdad para interpelar a los que quieren dominarnos.

La parte histórica analiza los efectos que tuvo en el mundo académico, político y psiquiátrico en diferentes países. Jean-François Bert y Philippe Artières analizan el eco que tuvo la publicación del libro en Francia. Fue en el marco del movimiento crítico de las instituciones psiquiátricas que se produjo en Francia a principios de los años cuando el libro encontró un reconocimiento. Pero también una resistencia por parte de los mismos psiquiatras críticos, que se sintieron cuestionados por una libro que paradójicamente era una arqueología de la psiquiatría y no un manifiesto contra la psiquiatría. Pero en todo caso, como concluyen los autores, fue una publicación que pudo ser utilizaba por los diferentes movimientos contestatarios como una caja de herramientas, tal como deseaba el propio Foucault.

Alain Beaulieu nos explica la manera compleja como fue recibida La Historia de la locura en América del Norte ( EEUU y en Canadá). Por una parte es una moda dentro del postmodernismo izquierdista d ellos Departamentos de Estudios Culturales. Por otra parte tiene una recepción filosófica muy fecunda en pensadores como Hubert Dreyfus y Paul Rabinow. En tercer lugar dentro de las ciencias sociales. Hay un paralelismo con la sociología crítica radical de Szasz o Gofman. Pero con Szasz, con el que hay puntos convergentes en su crítica a la ideología d ella salud y la enfermedad mental, pasa como con Bassaglia : no hay ninguna recepción mutua. Ian Hacking, sociólogo canadiense, será quien desarrollará mejor la influencia foucaultiana. Pero lo que ocurrió en EEUU es que algunos médicos de izquierdas, como Gerald Weisman, consideraron que la crítica de Foucault al Estado Terapéutico podía ser una coartada ideológica d ellos defensores del neoliberalismo. La conclusión es que ni hay que sobrevalorar ni tampoco negar la influencia de La Historia de la locura en América del Norte. El autor considera que este texto, junto con el resto de la obra foucaultina, conserva un gran potencial crítico en la actualidad para analizar los mecanismos de normalización contemporáneos.

Mariana Canavese analiza la recepción del libro en Argentina. En muchos casos fue la entrada en el pensamiento de Foucault. En los años 80 La Historia de la locura con los movimientos en contra d ellos manicomios. Pero lo que señala es un hecho interesante y es que Foucault forma más parte de lo que llama el rumor intelectual argentino que del mundo académico, incluido el filosófico.

Colin Gordon analiza la influencia de Foucault en Gran Bretaña. Lo cual no es poco porque Gordon es uno de los psicólogos críticos, que, junto a Nikolas Rose, ha desarrollado estudios muy interesantes d ella gobernabilidad neoliberal desde una influencia foucaultiana. Gordon analiza la poca receptividad que tuvo el libro de Foucault y las razones que lo explican. Por una parte ya existía en los años 60 una crítica a los manicomios, incluso institucional. Por otra se incidió en aspectos secundarios de la obra de Foucualt, como el rigor histórico parcial, ya que se consideró que el modelo de encierro que Foucault critica no se llevó a cabo en Gran Bretaña.

Gustavo Leyva Martínez analiza el caso en México. La recepción es compleja y fecunda y llega hasta sus últimos seminarios. Es interesante la capacidad que ha tenido la filosofía mexicana, nos dice, que comparar y contrastar a Foucault con muchos pensadores : Hanna Arendt, Rorty, Habermas. Muchas traducciones del filósofo francés, entre las cuales la que nos ocupa las realizaron editoriales mexicana, sobre todo siglo XXI.

 Respecto a la recepción del libro en Brasil son Cesar Candiotto y Vera Portocarrero los encargados de considerla. Es sobre todo a finales d ellos años 70 cuando la obra tiene un impacto como reacción a la actividad filosófica reducida a comentario de texto y por el interés que despierta su utilización política. Pero también por los cambios que se están dando en el campo d ella psiquiatría. Los autores consideran que en este país Foucualt si contribuyó al movimiento antipsiquiátrico con sus análisis de las relaciones d epoder en los manicomios.

Valentín Galván trata el caso específico de España. Señala tres líneas claras de influencia : en la sociología crítica, en la antipsiquiatría y en la filosofía. Fernando Alvarez-Uria escribirá, bajo la inspiración foucaultina un libro novedoso y radical : Miserables y locos. Medicina mental y orden social en la España del siglo XIX. Conjuntamente con la socióloga Julia Valera aplicara el método genealógico al caso español. Existió igualmente en España un movimiento antipsiquiátrico cuya cabeza visible fue Ramón García. Pero que cristalizó en diferentes iniciativas prácticas en diferentes lugares de España. Aunque Valentín galván no puede extenderse demasiado me parece que es en el campo de la filosofía donde su análisis me parece más sesgado. No creo que fuera Eugenio Trías, como plantea el estudio, el auténtico difusor ni de la obra, ni de Foucault. Muchas generaciones de estudiantes de filosofía fuimos iniciados en Foucault por Miguel Morey, que apostó fuerte por Foucault. Eugenio Trías, en cambio, fue un filósofo ecléctico que se interesó por Foucault y por el libro pero que no creo hiciera un trabajo en profundidad ni de estudio ni de difusión del filósof francés.

El libro tiene la virtud de analizar de manera precisa algo que siempre había aparecido de manera ambigua. La relación entre Foucault y la antipsiquiatría. Foucualt no fue un teórico de la antipsiquiatría, como tampoco lo fue de la antimedicina. Precisamente en una conferencia que dió Foucualt en Brasil lo dejó claro : ni medicina ni antimedicina. No es esta la cuestión que orienta su trabajo.

 Foucault mismo se refiere a la recepción negativa de su libro como si fuera un "Evangelio del diablo". Para nosotros, para mí por lo menos, es una herramienta para cuestionar lo dado. Lo dado es, ciertamente, lo que nos dan los que quieren normalizarnos. Una normalización que les convino y que les conviene. Sepamos utilizar este libro como una arma para el combate por ser lo que queremos ser y no lo que quieren que seamos. Y así nos lo recuerda Valentín galván con la potente afirmación de Nietzsche en la presentación del libro : Dí tu palabra y rómpete.

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