Reseña de
El evangelio del
diablo. Foucault y la Historia de la locura
Valentín
Galván ( coordinador)
Madrid
: Biblioteca Nueva, 2012
(
Traducción de Blanca García Ceballos)
Escrito por Luis Roca Jusmet
Pretendo enseñar a la gente que es mucho más libre de lo que
sienten, ya que aceptan como verdades evidentes algunas creencias que
han sido construidas en un momento histórico. Estas evidencias
pueden ser criticadas y destruidas, siempre que se pongan en tela de
juicio los discursos que damos por verdaderos y que pueden ser
cuestionados.
Michel Foucault
El
motivo del libro es la publicación, hace 50 años, de La Historia
de la locura en la época clásica. Se publicó en 1961y levantó
una auténtica polémica en muchas bandas. Por una parte cuestionaba
todo el discurso sobre la enfermedad mental que justificaba la
práctica de la psiquiatría en los manicomios. Era el poder
psiquátrico que, sobre una supuesto saber positivo, se constituía
en clasificador, normalizador y gobernador de la conducta de los
llamados enfermos mentales ( antes locos). Pero, desde el punto de
vista filosófico, el libro introducía un debate que cuestionaba el
axioma cartesiano de que el sujeto de la razón se constituye sobre
la base de la exclusión de la locura. Esto le provocó no solo el
rechazo de la filosofía dominante en aquellos momentos en Francia (
fenomenología y marxismo) sino un agrio debate con Derrida que
desembocó en la ruptura de su amistad durante una década.
Este
libro no es un homenaje para cumplir el expediente, sino de
una colección de escritos muy interesantes, dos de los cuales son
textos inéditos del propio Foucault. Las dos partes están
claramente diferenciadas. La primera es una reflexión teórica
sobre diferentes aspectos que trata La Historia d ella locura
y la segunda trata del impacto que tuvo el libro en diferentes
países. La mayoría de los artículos son la traducción de los que
aparecieron en la revista italiana Aut Aut , ampliados con dos
artículos sobre la recepción del libro en México y Argentina. El
trabajo de traducción ha sido meticuloso: Blanca García Ceballos,
que los ha traducido del italiano, francés, inglés y portugués,
confrontándolos además con la traducción italiana. La revisión
del coordinador, Valentín Galván y sus notas notas aclaratorias
acaban de redondear el esfuerzo. Ya había leído anteriormente de
Valentín Galván un excelente estudio sobre el impacto de Foucault
en la Transición ( De vagos y maleantes. Michel Foucault en
España, publicado el 2010 por editorial Virus). Valentín
forma parte de una interesante cantera de filósofos andaluces,
junto a Francisco Vázquez García y José Luis Moreno Pestaña.
Todos han trabajado, desde diferentes ángulos, muy bien a Foucault.
Empecemos por los dos textos del propio Michel Foucault que inician
las dos partes del libro. El primero se titula “Historia de la
locura y antipsiquiatría” y es la transcripción de una
conferencia que pronunció en 1973 en un coloquio en Montreal. Es
justamente contemporánea el seminario sobre el poder psiquiátrico.
Es una reflexión sobre la aparición del movimiento
antipsiquiátrico. En realidad lo primero que afirma es que la
antispsiquiatría como tal no existe, lo que existen son
antipsiquiatras. A partir de aquí Foucualt retrocede al siglo XVIII
y a la función d ellos hospitales, que considera ambigua. En el
siglo XVIII la locura todavía no consistía en un objeto regular de
internamiento. Se consideraba un error de percepción y de juicio, no
claramente una enfermedad. El encierro de los locos empieza en el
siglo XIX cuando no se contrapone a la verdad sino a la normalidad .
Antipsiquiatría sería en la práctica todo aquello que va contra el
poder psiquiátrico y son los llamados específicamente
antipsiquiatras, como Bassaglia y Laing, los que cuestionan la
relación de poder entre el psiquiatra y el paciente y lo hacen a
través de un trabajo político. Esta es la línea más interesante.
El
segundo artículo de Foucault se llama “No existe cultura sin
locura” y es muy breve. La cultura la presenta como un fenómeno
cultural, como una construcción histórica. El siglo XVII y XVIII
crea las intituciones del encierro para internar a los marginados, a
los seres asociales y no porductivos. Solo se quedaron los locos al
pasar a transformarse en enfermos mentales. Pero curiosamente, señala
Foucault, a partir de Nietzsche o de Artaud la locura vuelve a ser
portadora d ella verdad, como lo fue en el siglo XVI y principios del
S.XVII. Pertenece a un entrevista inédita publicada en 1961, justo
el año de la aparición del libro.
Mario Colucci analiza la deriva cientifista de la psiquiatría : hay
en la psiquiatría un saber positivo que se presenta como científico
y al mismo tiempo una relación de poder médico-paciente. Se está
imponiendo el primero y se manifiesta en la pérdida del poder
psiquiátrico por la influencia del psicoanálisis, la psicocirugía
y la psicofarmacología. Pero sobre el cuestionamiento radical del
todo por los movimientos antipsiquiátricos de los años 60 y 70 del
siglo pasado que se desarrollaron en Inglaterra, EEUU, Francia e
Italia. Se trata de analizar de como se forma el sujeto loco a través
de modos de objetivización que lo transforman en un enfermo mental.
Pensar la historia de la psiquiatría permite percibir las propias
prácticas y discursos de otro modo. Por esto hubo tanta resistencia
por parte de los psiquiatras a aceptar esta historia de la locura.
Finalmente nos remitimos a como los hombres son gobernados unos por
otros y como Foucault defiende el respeto a los derechos individuales
y una ética de la libertad.
Frederic Gros, filósofo francés que ha editado los últimos
seminarios, nos ofrece también un artículo muy interesante., cuyo
eje es la reflexión de como se constituyen los sujetos, las
experiencias, relaciones de poder a través de determinadas prácticas
y discursos sociales.
Aldo
Rovatti escribe un sugerente artículo donde se analiza la relación
fallida entre Foucault y Franco Bassaglia, iniciador del movimiento
antipsiquiátricos en Italia. Curiosamente la recepción mutua fue
menor. Mauro Bertini plantea una pregunta clave ¿ Existe la locura
para Foucault ? La respuesta es que Foucault es nominalista, no
realista. No cree, por lo tanto en entidades universales a las que se
refieren los conceptos. Considera que estos son significados que se
construyen históricamente.
Daniel Defert estudia la función de la pintura en esta historia de
la locura. Como el tema central de la Muerte, típico d ella Edad
Media, es sustituida en el siglo XV por el de la locura,
ejemplificada en las pintura de El Bosco y de Brueghel. Para Defert
hay en la “Historia de la locura” una referencia clave entre el
decir y el ver. La pintura deja de representar, se abre un abismo
entre la razón y la sinrazón. Era la inquietud del hombre que veía
derrumbarse todo el imaginario medieval en el que se sustentaba. “La
nave de los locos” de El Bosco muestra esta vivencia trágica del
mundo, de su finitud. La literatura en cambio ( Erasmo de Rotterdam
es el paradigma) tratará críticamente la locura, se distanciará de
ella, mientras la pintura la expresa. Será un momento mágico de la
locura antes de transformarse en enfermedad mental.
Marco
Bertani hace referencia a la apuesta ética, que no moral, de
Foucault. Se trata de liberar nuestros discursos para una forma de
vida no fascistas. Los últimos seminarios apuntan a una
transformación del sujeto a través del cuidado de sí. Ética que
se complementa con la política centrada en la parresia o el coraje
de decir la verdad para interpelar a los que quieren dominarnos.
La
parte histórica analiza los efectos que tuvo en el mundo académico,
político y psiquiátrico en diferentes países. Jean-François Bert
y Philippe Artières analizan el eco que tuvo la publicación del
libro en Francia. Fue en el marco del movimiento crítico de las
instituciones psiquiátricas que se produjo en Francia a principios
de los años cuando el libro encontró un reconocimiento. Pero
también una resistencia por parte de los mismos psiquiatras
críticos, que se sintieron cuestionados por una libro que
paradójicamente era una arqueología de la psiquiatría y no un
manifiesto contra la psiquiatría. Pero en todo caso, como concluyen
los autores, fue una publicación que pudo ser utilizaba por los
diferentes movimientos contestatarios como una caja de herramientas,
tal como deseaba el propio Foucault.
Alain Beaulieu nos explica la manera compleja como fue recibida La
Historia de la locura en América del Norte ( EEUU y en Canadá).
Por una parte es una moda dentro del postmodernismo izquierdista d
ellos Departamentos de Estudios Culturales. Por otra parte tiene una
recepción filosófica muy fecunda en pensadores como Hubert Dreyfus
y Paul Rabinow. En tercer lugar dentro de las ciencias sociales. Hay
un paralelismo con la sociología crítica radical de Szasz o Gofman.
Pero con Szasz, con el que hay puntos convergentes en su crítica a
la ideología d ella salud y la enfermedad mental, pasa como con
Bassaglia : no hay ninguna recepción mutua. Ian Hacking, sociólogo
canadiense, será quien desarrollará mejor la influencia
foucaultiana. Pero lo que ocurrió en EEUU es que algunos médicos de
izquierdas, como Gerald Weisman, consideraron que la crítica de
Foucault al Estado Terapéutico podía ser una coartada ideológica d
ellos defensores del neoliberalismo. La conclusión es que ni hay que
sobrevalorar ni tampoco negar la influencia de La Historia de la
locura en América del Norte. El autor considera que este texto,
junto con el resto de la obra foucaultina, conserva un gran potencial
crítico en la actualidad para analizar los mecanismos de
normalización contemporáneos.
Mariana Canavese analiza la recepción del libro en Argentina. En
muchos casos fue la entrada en el pensamiento de Foucault. En los
años 80 La Historia de la locura con los movimientos en
contra d ellos manicomios. Pero lo que señala es un hecho
interesante y es que Foucault forma más parte de lo que llama el
rumor intelectual argentino que del mundo académico, incluido el
filosófico.
Colin
Gordon analiza la influencia de Foucault en Gran Bretaña. Lo cual no
es poco porque Gordon es uno de los psicólogos críticos, que, junto
a Nikolas Rose, ha desarrollado estudios muy interesantes d ella
gobernabilidad neoliberal desde una influencia foucaultiana. Gordon
analiza la poca receptividad que tuvo el libro de Foucault y las
razones que lo explican. Por una parte ya existía en los años 60
una crítica a los manicomios, incluso institucional. Por otra se
incidió en aspectos secundarios de la obra de Foucualt, como el
rigor histórico parcial, ya que se consideró que el modelo de
encierro que Foucault critica no se llevó a cabo en Gran Bretaña.
Gustavo Leyva Martínez analiza el caso en México. La recepción es
compleja y fecunda y llega hasta sus últimos seminarios. Es
interesante la capacidad que ha tenido la filosofía mexicana, nos
dice, que comparar y contrastar a Foucault con muchos pensadores :
Hanna Arendt, Rorty, Habermas. Muchas traducciones del filósofo
francés, entre las cuales la que nos ocupa las realizaron
editoriales mexicana, sobre todo siglo XXI.
Respecto a la recepción del libro en Brasil son Cesar Candiotto y
Vera Portocarrero los encargados de considerla. Es sobre todo a
finales d ellos años 70 cuando la obra tiene un impacto como
reacción a la actividad filosófica reducida a comentario de texto y
por el interés que despierta su utilización política. Pero también
por los cambios que se están dando en el campo d ella psiquiatría.
Los autores consideran que en este país Foucualt si contribuyó al
movimiento antipsiquiátrico con sus análisis de las relaciones d
epoder en los manicomios.
Valentín Galván trata el caso específico de España. Señala tres
líneas claras de influencia : en la sociología crítica, en la
antipsiquiatría y en la filosofía. Fernando Alvarez-Uria escribirá,
bajo la inspiración foucaultina un libro novedoso y radical :
Miserables y locos. Medicina mental y orden social en la España
del siglo XIX. Conjuntamente con la socióloga Julia Valera
aplicara el método genealógico al caso español. Existió
igualmente en España un movimiento antipsiquiátrico cuya cabeza
visible fue Ramón García. Pero que cristalizó en diferentes
iniciativas prácticas en diferentes lugares de España. Aunque
Valentín galván no puede extenderse demasiado me parece que es en
el campo de la filosofía donde su análisis me parece más sesgado.
No creo que fuera Eugenio Trías, como plantea el estudio, el
auténtico difusor ni de la obra, ni de Foucault. Muchas generaciones
de estudiantes de filosofía fuimos iniciados en Foucault por Miguel
Morey, que apostó fuerte por Foucault. Eugenio Trías, en cambio,
fue un filósofo ecléctico que se interesó por Foucault y por el
libro pero que no creo hiciera un trabajo en profundidad ni de
estudio ni de difusión del filósof francés.
El
libro tiene la virtud de analizar de manera precisa algo que siempre
había aparecido de manera ambigua. La relación entre Foucault y la
antipsiquiatría. Foucualt no fue un teórico de la antipsiquiatría,
como tampoco lo fue de la antimedicina. Precisamente en una
conferencia que dió Foucualt en Brasil lo dejó claro : ni medicina
ni antimedicina. No es esta la cuestión que orienta su trabajo.
Foucault mismo se
refiere a la recepción negativa de su libro como si fuera un
"Evangelio del diablo". Para nosotros, para mí por lo
menos, es una herramienta para cuestionar lo dado. Lo dado es,
ciertamente, lo que nos dan los que quieren normalizarnos. Una
normalización que les convino y que les conviene. Sepamos utilizar
este libro como una arma para el combate por ser lo que queremos ser
y no lo que quieren que seamos. Y así nos lo recuerda Valentín
galván con la potente afirmación de Nietzsche en la presentación
del libro : Dí tu palabra y rómpete.
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