jueves, 26 de septiembre de 2019

MARIE-HÉLÈNE BROUSSE : ¿ QUÉ ES LO TRAUMÁTICO ?




Escrito por Luis Roca Jusmet

 Comparto nuevamente una conferencia de Marie-Hélène Brousse y un resumen escrito de lo que me ha aportado.
 La psiconalista francesa aborda lo traumático desde los tres ejes que introduce Freud :
 - La perspectiva del trauma histérico.
 - La perspectiva del trauma de guerra.
 - La perspectiva del trauma infantil.
 El trauma histérico nos permite entenderlo desde la noción de "fantasma". El proceso a través del cual Freud va investigando la histeria le lleva desde una supuesta seducción-abuso sexual de la niña por parte de un adulto de la familia hacia la comprensión que se trata de una realidad psíquica y no física. No se trata de un hecho biográfico sino de un deseo no realizado. El sujeto histérico elabora entonces, para enfrentarse a lo que no puede simbolizar, para construir un escenario ficticio desde el que organizar su goce que surge en el cuerpo, el cortocircuito pulsional que lo desborda. Este escenario ficticio es el fantasma, que siempre sigue el mismo esquema : el Otro me...
 El trauma de guerra es comparable a muchos acontecimientos contemporáneos, especialmente la víctima de los atentados. Está ligado a la repetición, al goce y a la pulsión de muerte. Una experiencia del sujeto que no puede integrar en su discurso, ya que escapa a lo previsible, al sentido. Lo que no puede ser imaginado ni pensado, lo real imposible que nos aparece. No hay inscripción posible en la continuidad del propio discurso, marca una ruptura, una discontinuidad.
 El trauma infantil aparece en el primer año, en el momento de separación entre el grito corporal y la llamada al Otro. En el momento de inscripción en el campo del lenguaje. Volvemos aquí al fantasma como respuesta imaginaria al Otro que no responde. Es la experiencia de la falta, de la ausencia del Otro parental o maternal. Tiene relación con el objeto voz y el objeto mirada. Este es el trauma banal, cotidiano, que cada cual arrastra consigo.
 En todo caso lo que Marie-Hélène Brousse deja claro es que el psicoanálisis aborda el trauma, en sus múltiples facetas, siempre de una manera singular. Ni la entrada ni la salida del trauma se puede estandarizar. La entrada es totalmente subjetiva, lo que para uno es un detalle para otro es traumático. Lo que para uno es traumático para el otro es simplemente un acontecimiento doloroso.
 Insiste también en que el trauma es siempre "a posteriori". es decir, que lo que hace, como hecho consciente y vivido, es despertar una marca anterior que no fue experimentado de manera consciente por el sujeto. Pero algo ocurre que lo que hace es despertar aquella marca.
 En todo caso valga el comentario como unos simples apuntes personales de una conferencia que vale la pena oír.

domingo, 8 de septiembre de 2019

LO SIMBÓLICO

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Escrito por Luis Roca Jusmet

 El fenomenólogo, historiador y  hermeneuta de las religiones Mircea Elíade, mantenía y celebraba, hace ya unas décadas, que estuviésemos asistiendo a un  auge del simbolismo. Uno de los factores que, según él, explicaban este acontecimiento era el descubrimiento del inconsciente, que supuestamente se manifiesta a través de imágenes, figuras y escenarios que no deben entenderse en sentido nominal sino simbólico. Otro elemento era el surgimiento del arte abstracto y del surrealismo, cuya significación sólo se podía descifrar en términos simbólicos. Un tercero eran las investigaciones antropológicas, que abrían un horizonte para el estudio de una mentalidad primitiva, que se descubría fundamentada en el mito y el símbolo. Finalmente el proceso se universalizaba al incluir en último lugar a la lingüística, la epistemología, y, sobre todo, a la filosofía. El hombre pasa a ser considerado como un animal simbólico, según la clásica definición de Cassirer, entendiendo así el símbolo como una donación humana de sentido, presente en todas las formas culturales (Mito, religión, lenguaje, arte, ciencia.). Elíade saludaba este auge como una buena nueva, ya que según sus palabras: “Uno no puede como menos que congratularse  ante estas investigaciones, emprendidas desde diferentes puntos de vista y que atañen a un tema tan importante en su propio campo de trabajo. Gracias a la solidaridad de todas las ciencias del hombre, todo descubrimiento importante realizado en un sector repercute sobre disciplinas  afines. Cuanto la psicología o la semántica pueda enseñarnos sobre la función del símbolo interesa, sin duda alguna, a la ciencia de las religiones. Porque, en el fondo, ¿ acaso la materia no es la misma?.
 Pero el caso es que, justamente, la materia no es la misma, y creerlo supone entrar en una confusión teórica importante, ya que detrás de esta moda del simbolismo hay una creciente ambigüedad conceptual que envuelve el término. La psicología profunda. de la que habla Mircea Elíade, por ejemplo, es la que defiende Carl G. Jung en su deriva pseuidoespiritualista del psicoanálisis. Si nos referimos estrictamente a la tradición psicoanalítica la palabra simbólico, utilizada como sustantivo, ya está presente en su texto fundacional ( La interpretación de los sueños) y se entiende por ello el conjunto de símbolos dotados de significación que pueden encontrarse en diversas producciones del inconsciente, que son un modo de representación indirecta y figurada de una idea, conflicto o deseo inconsciente. Toda formación sustitutiva, como el sueño y el síntoma, son simbólicos en la medida en que son contenidos manifiestos que expresan de manera distorsionada el contendido latente de estos fenómenos psíquicos. De esta manera lo que se simboliza es algo oculto que está reprimido, pero la relación entre el símbolo y lo simbolizado es algo contingente, una asociación psíquica que no tiene más sentido que el que se adquiere en el contexto de una biografía individual, totalmente aleatoria y singular. No hay simbolismos universales, como afirmaba Jung.

FILOSOFIA, PSICOANÁLISIS Y BUDISMO ZEN


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Luis Roca Jusmet

Ese materialismo no es el que niega el espíritu, sino el que plantea que el espíritu, que no se reduce a la materia, está siempre condicionado por ella.
                                                                                                Bernard Stiegler



 Este artículo pretender establecer un punto de relación entre tres tradiciones, que son heterogéneas pero que pueden llegar a un punto de encuentro. Pero lo primero que quiero hacer es desmarcarme de cualquier forma de sincretismo, lugar de confusión habitual en que nos ha colocado la subcultura New Age con respecto a estos temas[1].

 Para ser rigurosos empezaré precisando lo que significan para mí estas tres tradiciones y delimitando en qué me voy a centrar en cada una de ellas. Entiendo por budismo las prácticas que se originan a partir de la aparición de un personaje histórico que es Buda; pero me centraré específicamente en la Escuela Soto Zen y más específicamente en Taisen Deshimaru.. El psicoanálisis tiene también un origen, un padre fundador que es Freud y aunque después de su muerte las escuelas se multiplican considero a Jacques  Lacan cómo la figura más interesante para esta investigación. La filosofía es más difícil de delimitar pero la plantearé cómo  un invento griego continuada en Europa hasta la globalización actual. Los filósofos a los que me referiré serán Pierre Hadot y Michel Foucault.



  En este artículo intentaré trazar en primer lugar un panorama histórico sobre el intento de establecer un vínculo entre las tres disciplinas. Mi hipótesis es que este proyecto fracasa por un mal planteamiento, que es el intento de establecer un diálogo desde el discurso teórico, es decir, desde lo que dicen cada uno de ellos. La imposibilidad viene dada porque se quiere homogeneizar discursos heterogéneos. Mi propuesta es la de encontrar un espacio común planteado desde el punto de vista de la práctica, en concreto desde la ética. Entiendo por ética un arte de vida que propone un trabajo interno que nos permite transformarnos y transformar nuestra vida.
 Incluyo aquí un video en el que hablan Taisen Deshimaru, Jacques Lacan y Michel Foucualt. No me interesa lo que dicen sino lo que muestran a través de su cuerpo : la voz, el gesto, la mirada. El cuerpo somos nosotros, es a través de él que se manifiesta el espíritu. La ética es entonces esta transformación espiritual del cuerpo. Las prácticas son las del cuerpo, que no es una superficie corporal, que es una estructura dinámica, viva, que se expresa de manera singular en cada cual.

jueves, 5 de septiembre de 2019

EL DESEO CONTRA EL SUPERYO.




Escrito por Luis Roca Jusmet

 Invito aquí a escuchar esta estupenda conferencia de Marie-Hélène Brousse, pero voy a intentar sintetizar aquí por escrito algunas de las ideas que me parecen más interesante de su exposición. 
 En primer lugar la idea de que el superyo aumenta de manera inversamente proporcional al ideal del yo. La psicoanalista francesa parte de la precisión que introduce Jacques Lacan entre los dos conceptos, que en el caso de Freud mantienen una cierta confusión. Para este último el superyo aparece como la interiorización de una ley que limita, una especie de policía interna que limita la satisfacción. Para Lacan, en cambio, el superyo es un imperativo de goce. En la medida que decae la función paterna como ideal regulador aumenta el imperativo materno del goce. El ideal del yo es el ideal del Otro que mantiene la división subjetiva y que posibilita, por tanto, el sujeto del deseo y el deseo inconsciente. El superyo, en cambio, fragiliza las barras de la división y por tanto la marca de la castración, que es la que posibilita la falta desde donde se gnera el deseo. 
 En segundo lugar plantea que tanto el ideal del yo como el superyo se rigen por lo simbólico, es decir por el Otro del lenguaje. La diferencia es que el ideal del yo pertenece al orden de la enunciación, a la cadena del significante, de la enunciación, de la nominación. Está ligado al movimiento, al desplazamiento.El superyo, en cambio, tiene que ver con la palabra más en el sentido de la voz, del tono que es capaz de fijar algo, en el niño, como un imperativo y como repetición. El superyo es, según Lacan, feroz, sádico y obsceno. Cualquier cosa que decimos al niño, según el tono, puede transformarse en orden, en imperativo, en superyo.
 En tercer lugar hay una reflexión muy interesante sobre lo contemporáneo y su malestar. Marie-Hélène Brousse señala la importancia de tres nuevas formas sintomáticas : las depresiones y las adicciones. Son síntomas pero no estructuras clínicas, desde el punto de vista del psicoanálisis lacaniano. Las depresiones pueden ser neuróticas o psicóticas. La depresión neurótica es un ceder del deseo, una renuncia, un abandono del deseo inconsciente que nos sostiene. De la psicótica, la melancólica, no trata en esta conferencia. Respecto a las adicciones, al margen de su generalización aparece la identificación : "Yo soy un adicto". Y se puede ser de cualquier cosa, siempre vinculado a la sustitución del Otro por el objeto, sobre todo oral. Hace una referencia interesante a la película "Shame", como adicción al sexo, como incapacidad de responder al deseo y a la demanda del otro. 
 La conferencia es densa, interesante y clarificadora. Trata otras cosas y entre ellas una sugerente mención de la canción de los Rolling Stones : "I can jet". la insatisfacción como posición histérica del mantenimiento del deseo.

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