sábado, 15 de diciembre de 2018

¿ ENFERMOS O ENFERMEDADES MENTALES ?

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Escrito por Luis Roca Jusmet

 La existencia de las enfermedades es un invento de la medicina moderna. En la antigua, al igual que en corrientes alternativas como la homeopatía, no habían enfermedades sino enfermos. El concepto de enfermedad supone la afirmación de que existen entidades clínicas reales, que pueden definirse a partir de signos objetivos y de una lesión anatómica o funcional observable. De esta forma existen la diabetes, la hepatitis, el cáncer... El sujeto tiene entonces una enfermedad que es tratada de manera estandarizada. Delante de la enfermedad puede asumir una actitud subjetiva propia, es decir le da un determinado significado en su vida. Cuando hablamos de enfermedades psicosomáticas queremos decir que algo que le ocurre al sujeto, algo subjetivo ( y por tanto mental-emocional) le provoca una enfermedad. Pero la enfermedad es objetiva : esclerosis múltiple, úlcera de estómago... ( suponiendo que estas enfermedades sean psicosomáticas, claro).
 En el caso de las llamadas enfermedades mentales están son subjetivas. Es decir, que son parte del sujeto, no algo que tiene el sujeto. No debemos hablar de un sujeto con esquizofrenia, con T.O.C,. con trastorno bipolar, con depresión. Hay que hablar de un sujeto esquizofrénico, obsesivo-compulsivo, un sujeto bipolar. Es un sujeto enfermo porque padece sufrimiento o goza produciéndolo en el otro, porque tiene una incapacidad de adaptarse a lo real. La definición
es ambigua, no puede precisarse más. Tampoco hay signos objetivos ni lesiones funcionales o anatómicas. Esto quiere decir que hay que tomar todas las precauciones antes de etiquetar a alguién como enfermo mental. Tampoco hay una línea clara para demarcar cuando empezamos a considerarlo un enfermo. 
  A partir de esta hipótesis voy a criticar las concepciones de enfermedad o, lo que es lo mismo, de trastorno mental. La idea de enfermedad mental procede del modelo médico y considera que encontraremos una manera de precisar la entidad clínica de la esquizofrenia, bipolaridad, etc., a partir de signos objetivos y de lesiones. Es una concepción biologista de la patología mental, a la que se considera como algo objetivo y no subjetivo. El diagnóstico y el tratamiento están estandarizados, se elimina lo singular y por tanto al sujeto. Si cambiamos la palabra enfermedad por trastorno no solucionamos nada. Conceptualmente es lo mismo, es una concepción y un tratamiento estandar. Se cambia la palabra sin cambiar nada más para dar la impresión que se diferencia entre una enfermedad física y una mental. Pero el resultado es peor, ya que sujeto trastornado es más chocante que sujeto enfermo.

martes, 29 de mayo de 2018

PAUL RICOEUR : ESCRITOS DE FILOSOFIA Y PSICOANÁLISIS

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Escritos y conferencias 1. En torno al psicoanálisis.

Paul Ricoeur

Presentación de Jean-Louis Schlegel

Artículo de Vinicio Busacchi

( Traducción de Agustín Niera Calvo)

Madrid : Trotta, 2013.

 Escrito por Luis Roca Jusmet


  Aunque Paul Ricoeur no sea un pensador mediático ni de culto, como lo fueron otros filósofos franceses de su generación, nos encontramos con uno de los filósofos más consistentes e interesantes del siglo XX. Nació en 1913 ( este año es el centenario, por tanto, de su nacimiento)y murió en el 2005. Ricoeur fue creyente durante toda su vida, pero tuvo la capacidad de diferenciar sus trabajos hermenéuticos de tipo bíblico del trabajo filosófico, abierto y riguroso, que le caracterizó. Formado inicialmente en la fenomenología y con simpatías hacia el personalismo cristiano de Mounier, desarrollará una línea de pensamiento propio que podemos situar en la línea de la hermenéutica, aunque sin despreciar otras corrientes de la época como la de la filosofía analítica, de la que extrajo algunos de los aspectos más aprovechables. Ricoeur inventó el término Maestros de la sospecha para referirse a Marx, Nietzsche y Freud ; idea muy renovadora en su momento  aunque después perdió su fuerza  al convertirse en un tópico. Buen conocedor del psicoanálisis escribió un libro muy sugerente sobre la interpretación de la cultura de Freud.

El libro que nos ocupa es una interesante sistematización de los diversos artículos que escribió a lo largo de su vida sobre psicoanálisis. Son una excelente aportación de Ricoeur a la relación entre filosofía y psicoanálisis, encuentro difícil, siempre algo fallido, pero que no por ello deja de ser fecundo. Freud desconfió de la filosofía académica, aunque admiraba a los clásicos, tanto de la filosofía ( Platón ) como de la literatura ( Sófocles, Shakespaeare). El primero que estableció el lazo entre filosofía y psicoanálisis fue Jacques Lacan. Ricoeur era contemporáneo de Lacan y asistió a casi todos sus seminarios, aunque prácticamente no lo cita, como comprobamos en estos artículos.

 La presentación de Jean-Lois Schlegel es una buena iniciación a la lectura de unos textos que tienen un mismo hilo conductor, aunque traten de temáticas diferentes. Algunos de ellos complementan bien el libro central de Ricoeur sobre psicoanálisis ( Freud, una interpretación de la cultura, escrito en 1962). Estos artículos están referidos al arte ( “Una última escucha de Freud”, 1962; “Psicoanálisis y arte”, 1976) o la moral ( “Psicoanálisis y valores morales”, 1974). Igualmente hay otro, “El ateísmo del psicoanálisis freudiano”, escrito en 1996, que presenta un indudable interés. El artículo final del italiano Vinicio Busacchi, a modo de epílogo, también resulta muy clarificador para acabar de encuadrar el conjunto de lo leído.

Hay dos elaboraciones temáticas en las que quiero centrarme. Una es la epistemología del psicoanálisis. Me parece muy relevante porque el psicoanálisis ha sido justificado por los que se han adscrito a él o simplemente rechazado por los que se sitúan en posiciones muy cientifistas. Ricoeur realiza en dos de los artículos del libro ( “La cuestión de la prueba en psicoanálisis”, 1977;

Psicoanálisis y hermenéutica”, 1978) un paciente trabajo analítico para ver cual es su justificación y como hemos de valorarla desde un punto de vista amplio, no restrictivo, de ciencia. Entendemos aquí por ciencia lo que se fundamenta en algún tipo de contratación. Ricoeur marca aquí varias cuestiones imprescindibles para este abordaje. La primera es que es una ciencia hermenéutica, es decir, basada en la interpretación y no en la descripción. La segunda que la realidad de la que trata no es un hecho, es decir una realidad física. La verdad del psicoanálisis no puede ser así una adecuación a los hechos. Porque de lo que habla es de una realidad muy peculiar, que es la realidad psíquica. Esta realidad psíquica es, de alguna manera, una construcción narrativa del sujeto. La verdad será, por tanto, el acceso a esta fantasía que estructura el relato de cada cual. Para ello habrá que hacer una lucha contra las resistencias a aceptarla. Aquí vemos la conexión que se da en el psicoanálisis entre los conceptos teóricos, el procedimiento de investigación y el método terapéutico. Porque es a través de este método terapéutico cómo podemos acceder a la verdad psíquica de cada cual. Es decir, que solo es posible en el marco del propio análisis y de la comunicación intersubjetiva entre el psicoanalista y el paciente. La fantasía se articula a través del deseo porque éste es semántico, es significativo. El deseo es, de esta forma, específicamente humano. Se trata de buscar no las causas sino las motivaciones. Interpretando los sueños, los lapsus, los síntomas y las palabras. Siempre a través de la mediación simbólica del lenguaje, que le da una dimensión social y no únicamente privada.

sábado, 26 de mayo de 2018

EL ENCUENTRO FALLIDO ENTRE JACQUES LACAN Y MICHEL FOUCAULT



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Escrito por Luis Roca Jusmet



Jacques Lacan y Michel Foucault son para mí dos de las mentes más potentes del siglo XX. No pertenecen a la misma generación ( Lacan nace en 1908 y Foucault en 1926) pertenecen a un mismo entorno intelectual. El de un pensamiento creativo y renovador, tan polémico como interesante. Tuvieron influencias comunes, como la de Heidegger. Puntos de conexión como Georges Bataille. Un espíritu libre, una autocrítica permanente, un espíritu de investigación sin limites. Los dos tuvieron influencias del estructuralismo pero lo superaron.

 El psicoanálisis con el que debatió Foucault, el que más le interesaba era el psicoanálisis lacaniano. Elisabeth Roudinesco, que escribió una interesante biografía sobre Lacan, comenta que éste saludó favorablemente la aparición de La historia de la locura de Foucault y que éste escrito le inspiró su texto Kant con Sade. También cita la presencia de Lacan en la conferencia de Foucault "¿ Qué es un autor?" sobre el discurso. Lacan escribiría después su teoría de los cuatro discursos. Foucault, por su parte, es posible que asistiera a alguno de los seminarios de Lacan. Pero seguramente Foucault fue influenciado por los escritos de Lacan, en el tema del sujeto y en el de la verdad. En su último curso Foucault dice explícitamente que antes que él los únicos que habían tratado la relación entre estos dos conceptos fueron Heidegger y Lacan ( aunque también dice que él se considera más en la línea heideggeriana).



Jean Allouch es un psicoanalista de influencia lacaniana y foucaultiana.
Escribe un libro tan interesante como polémico. Se titula El psicoanálisis ¿ es un ejercicio espiritual ? Respuesta a Michel Foucault. Allouch intenta una lectura posible del psicoanálisis lacaniano compatible con el discurso de Foucault. Foucault se desmarca, como ya he comentado, del Anti-Edipo de su amigo Deleuze en el Anti-Edipo y su invitación a no piscoanalizarse y a denunciar el psicoanálisis como un poder pastoral. Pero de todas formas Foucault, en su primer libro de La historia de la sexualidad

presenta el psicoanálisis como una derivación de la confesión cristiana. Algún psicoanalista le contestará que se equivoca, que al confesar hablamos de lo que sabemos y en un análisis de lo que no sabemos. En todo caso Allouch presenta una propuesta sorprendente : Considerar el psicoanálisis como un ejercicio espiritual. En contra de las apariencias considera que ni Foucault ni Lacan rechazan este término. Al contrario, muchas veces lo reivindican.

En el caso de Foucault hay toda una evolución de sus trabajos que le conduce a la cultura grecorromana clásica y a otro filósofo que de entrada nada tenía que ver con él : Pierre Hadot. Éste último siempre había defendido que la filosofía, sobre todo la antigua, era una forma de vida y un ejercicio espiritual. Ejercicio espiritual no en sentido religioso sino como una transformación subjetiva. Se trata de un acceso del sujeto a una verdad que le transforma. Curiosamente siempre se había considerado, siguiendo el tópico, a Foucault y a Lacan como estructuralismo y una cuestión central de estos era la eliminación del sujeto. Pero Foucault recupera el sujeto y lo reivindica como el eje central de sus trabajos : los procesos de subjetivización. Lacan, por su parte, había superado una primera etapa en la cual es la estructura del lenguaje y el significante lo determinante. Se va abriendo al sujeto del inconsciente. Lacan tampoco hacia ascos a la expresión "ejercicios espirituales" y en algún momento la reivindica.

viernes, 9 de febrero de 2018

PSICOANÁLISIS Y POLÍTICA : UNA CRÍTICA AL CAPITALISMO

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Reseña del libro

Triunfo y fracaso del capitalismo
Política y psicoanálisis
A.A.V.V. Coordinador : Luís Seguí
Miguel Gómez Ediciones, 168 páginas, 2010

 Escrito por Luis Roca Jusmet

 El título es, de entrada, muy sugerente : "Triunfo y fracaso del capitalismo". Bienvenido sea un libro crítico sobre el capitalismo y que tenga algo nuevo que decir. Está bien que volvamos a hablar de capitalismo porque es la palabra que mejor define el sistema-mundo del que formamos parte y sobre él hay que pensar si queremos transformarlo. Cualquier caja de herramientas que nos permita profundizar y matizar nuestros análisis es útil para un ciudadano crítico. Política sí, por supuesto, nadie discute que tengamos que hablar de política. ¿ Psicoanálisis ? Aquí empiezan a fruncirse algunos ceños y cuando le añadimos el adjetivo lacanianos cunde el pánico. Hay que superar tres prejuicios para tomarse en serio este libro. El primer prejuicio es el de considerar que el psicoanálisis está superado. No es cierto : el psicoanálisis no puede estar superado porque los que lo critican, hoy como ayer, utilizan un lenguaje diferente al suyo y muchas veces ni se dignan a entenderlo. Polémico sí, peo interesante. Segundo prejuicio : podemos aceptar el interés de Freud y de alguno de sus seguidores pero Lacan es un charlatán. Falso, porque aunque Lacan sea discutible su discurso tienen un gran potencial teórico, no es una retórica vacía. Tercer prejuicio : aceptemos las aportaciones de Freud y de Lacan pero nunca los de la dogmática y sectaria escuela lacaniana. Tampoco es verdad este planteamiento, ya que aunque todos los que han creado escuela han tenido seguidores dogmáticos y sectarios no por ello podemos decir que todos lo sean. En este caso no lo son, son gente que tiene cosas que decir y que pueden servir como herramientas de análisis a cualquier lector inquieto que esté fuera de su círculo.
 El libro, que recoge las intervenciones de un ciclo con el mismo título del libro organizado en 2009 por la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis del Campo Freudiano de Madrid están articulado en torno a seis temáticas. Éstas son : “¿Marx resucitado?”, “Ética y capitalismo”, “Plusvalía y plus de goce”, “Democracia y subjetividad”, Iideología del capitalismo tardío” y “Storytelling, o cómo nos manufacturan la subjetividad”. En cada una de ellas habla un psicoanalista de orientación lacaniana y un analista social de izquierdas. Con inteligencia se evita la tentación de buscar complementar las dos intervenciones en una especie de freudomarxismo, del que ya tenemos abundantes malas experiencias. Cómo nos enseña certeramente Lacan lo fallido es siempre más fecundo que lo armónico. El resultado es desigual pero el libro merece la pena. Conceptos como el de goce o el de pulsión me parecen muy útiles para entender como funcionamos los sujetos en el capitalismo y que es lo que nos engancha al sistema. Es muy interesante este planteamiento lacaniano de que los seres humanos, separados del orden natural e inmersos en un orden simbólico, tenemos una falta estructural a partir de la cual elaboramos el deseo. Y de como en la fase actual del capitalismo los objetos de consumo ocultan esta falta, con lo cual no puede emerger el deseo. Tapamos el vacío con objetos de consumo. que como máximo nos dan una satisfacción efímera y superficial, que lleva al malestar y a sentimiento de vacío que no se traduce en una falta. También se trabaja la pérdida de Ideal, la caída del Otro simbólico. Este planteamiento nos permite entender muchas de las cosas que pasan en el tardocapitalismo : crisis de autoridad, caida del patriarcado, desorientación, falta de límites. La noción lacaniana de lo real es también muy fecunda en el análisis, como han demostrado sociólogos tan poco sospechosos de dogmatismo lacaniano como Terry Eagleton.
El tema del resurgimiento del Marx está bien planteado en los dos artículos y me parece que presenta bien tanto lo que tiene de actual cómo lo que hay que olvidar, que es su lectura más escolástica. Separando, por supuesto, por lo que dice Marx de lo que se ha dicho y hecho en su nombre ( aunque hay que analizar cómo de lo primero ha podido surgir lo segundo). Una buena sugerencia es la que nos propone Luis Seguí de entender a Marx en función de los tres tiempos lacanianos : instante para ver, tiempo para comprender y momento de concluir ( que sería la asignatura pendiente).
 Hay artículos interesantes pero discutibles, como el de Antonio García-Santasmases, que nos introduce en la sugerente teoría de Peter Glatz de la sociedad de los dos tercios y analiza la relación entre democracia y capitalismo.
 La parte dedicada a la ética y al capitalismo también da bastante de sí. De todas maneras, aunque reconozco que es una opinión personal, me parece que para una definición actual del capitalismo hay que tener en cuenta las aportaciones de Immanuel Wallernstein. En los artículos de la democracia celebro las referencias a Rancière pero me falta alguna alusión a Castoriadis, que me parece fundamental. Otro autor citado es Žižek, que conozco bastante. La crítica que hace Jorge Alemán en el prólogo, al igual que la referida a Badiou, es demasiado rápida para abordar el tema pero no deja de resultar sugerente. El siempre polémico Žižek está igualmente presente en otro escrito sobre la ideología. En él se trabaja con su distinción entre la ideología del cinismo y la de la izquierda liberal, que aparecen como complementarias del sistema. 
 La parte más novedosa e interesante me parece la última, con las dos reflexiones sobre el stortellyng, esta moda contemporánea de narración aplicada a la propia vida. Tanto Miguel Roig Prats como Beatriz García Martinez analizan este fenómeno no como una vía para expresar la subjetividad sino como una trampa para negarla al no enfrentarnos al inconsciente y ofrecernos el señuelo de una personalidad a medida. La publicidad y el marketing nos venden así nuestros propias historias para identificarnos con ellas como si fueran propias. 
 Es, en definitiva, un libro sugerente, que abre muchas reflexiones más allá de los tópicos y de la ideología dominante. No nos dan la respuesta, por supuesto, pero no es esto lo que necesitamos, sino materiales para pensar por nosotros mismos. 

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